martes, 10 de abril de 2012

De la Ciencia a las Ciencias



Diana Milena López Ll.
Socióloga UdeA

Que es la Ciencia

La Ciencia (proveniente del latín de scire “conocer”), es un término que hace alusión al conocimiento sistematizado mediante un proceso de investigación el cual se rige por unos pasos concretos, conocido como método, generalmente se utiliza para la organización de la experiencia del mundo objetivado y verificable; a este conocimiento generado se le llama ciencia pura, que es diferente de las ciencias qua hacen referencia a la aplicación práctica del conocimiento científico.
Orígenes de la Ciencia.

Los esfuerzos para sistematizar el conocimiento se remontan a los tiempos prehistóricos, como atestiguan los dibujos que los pueblos del paleolítico pintaban en las paredes de las cuevas, los datos numéricos grabados en hueso o piedra o los objetos fabricados por las civilizaciones del neolítico. Los testimonios escritos más antiguos de investigaciones protocientíficas proceden de las culturas mesopotámicas, y corresponden a listas de observaciones astronómicas, sustancias químicas o síntomas de enfermedades —además de numerosas tablas matemáticas— inscritas en caracteres cuneiformes sobre tablillas de arcilla. Otras tablillas que datan aproximadamente del 2000 a.C. demuestran que los babilonios conocían el teorema de Pitágoras, resolvían ecuaciones cuadráticas y habían desarrollado un sistema sexagesimal de medidas (basado en el número 60) del que se derivan las unidades modernas para tiempos y ángulos (véase Sistema numérico; Numeración).
En el valle del Nilo se han descubierto papiros de un periodo cronológico próximo al de las culturas mesopotámicas que contienen información sobre el tratamiento de heridas y enfermedades, la distribución de pan y cerveza, y la forma de hallar el volumen de una parte de una pirámide. Algunas de las unidades de longitud actuales proceden del sistema de medidas egipcio y el calendario que empleamos es el resultado indirecto de observaciones astronómicas prehelénicas.

Desarrollo de la Ciencia

El conocimiento científico en Egipto y Mesopotamia era sobre todo de naturaleza práctica, sin excesiva sistematización. Uno de los primeros sabios griegos que investigó las causas fundamentales de los fenómenos naturales fue, en el siglo VI a.C., el filósofo Tales de Mileto que introdujo el concepto de que la Tierra era un disco plano que flotaba en el elemento universal, el agua. El matemático y filósofo Pitágoras, de época posterior, estableció una escuela de pensamiento en la que las matemáticas se convirtieron en disciplina fundamental en toda investigación científica. Los eruditos pitagóricos postulaban una Tierra esférica que se movía en una órbita circular alrededor de un fuego central. En Atenas, en el siglo IV a.C., la filosofía natural jónica y la ciencia matemática pitagórica llegaron a una síntesis en la lógica de Platón y Aristóteles. En la Academia de Platón se subrayaba el razonamiento deductivo y la representación matemática; en el Liceo de Aristóteles primaban el razonamiento inductivo y la descripción cualitativa. La interacción entre estos dos enfoques de la ciencia ha llevado a la mayoría de los avances posteriores.

Durante la llamada época helenística, que siguió a la muerte de Alejandro Magno, el matemático, astrónomo y geógrafo Eratóstenes realizó una medida asombrosamente precisa de las dimensiones de la Tierra. El astrónomo Aristarco de Samos propuso un sistema planetario heliocéntrico (con centro en el Sol), aunque este concepto no halló aceptación en la época antigua. El matemático e inventor Arquímedes sentó las bases de la mecánica y la hidrostática (una rama de la mecánica de fluidos); el filósofo y científico Teofrasto fundó la botánica; el astrónomo Hiparco de Nicea desarrolló la trigonometría, y los anatomistas y médicos Herófilo y Erasístrato basaron la anatomía y la fisiología en la disección.

Tras la destrucción de Cartago y Corinto por los romanos en el año 146 a.C., la investigación científica perdió impulso hasta que se produjo una breve recuperación en el siglo II d.C. bajo el emperador y filósofo romano Marco Aurelio. El sistema de Tolomeo —una teoría geocéntrica (con centro en la Tierra) del Universo propuesta por el astrónomo Claudio Tolomeo— y las obras médicas del filósofo y médico Galeno se convirtieron en tratados científicos de referencia para las civilizaciones posteriores. Un siglo después surgió la nueva ciencia experimental de la alquimia a partir de la metalurgia. Sin embargo, hacia el año 300, la alquimia fue adquiriendo un tinte de secretismo y simbolismo que redujo los avances que sus experimentos podrían haber proporcionado a la ciencia.

Posteriormente vino el medioevo comprendido entre el siglo V y el XV, que bajo principios fundamentalmente  religiosos reprobó todo tipo de investigación que no se rigiera por los fundamentos teológicos del cristianismo, proscribiéndose el conocimiento que no fuera quemado en hogueras (desde manuscritos como los de Safo de Lesbos, hasta personas como Jordano Bruno), a las abadías custodiadas pro monjes[1].  Este fue un periodo oscuro de la ciencia ya que muy pocas personas tenían acceso al conocimiento lo que provoco que  hacia  finales del siglo XVII   se desarrollara un movimiento  cultural e intelectual llamado Ilustración, inicialmente en Francia e Inglaterra y que se extendiera paulatinamente a otros países -occidentalizados- hasta los primeros años del siglo XIX.  Este movimiento tenia como ideal el “… disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón...” y el filosofo mas representativo de este nuevo impulso para la labor investigativa, la acumulación del  conocimiento y el desarrollo de nuevas disciplinas y teorías  científicas fue Emmanuel Kant. Superando así el oscurantismo que se había obstaculizado el desarrollo del conocimiento y las ciencias.

Apuntes sobre otro conocimiento
La mayoría de los trabajos relacionados con el origen y desarrollo del conocimiento y con ello de las ciencias ce centran el mundo occidental ya que una de las deficiencias centrales del proceso ilustrador fue su connotación euro-centrista, es decir que el único conocimiento valido y respetable era   el generado en Europa. Pese a que el desarrollo de sus ciencias exactas tuviere sus bases o se cimentarán en el pensamiento y las tradiciones del medio oriente  llegadas a ellos gracias a la expansión del imperio de Alejandro Magno (del 356 al 323 a. C.), que valoraba el conocimiento y las tradiciones de las naciones invadidas generando un gran acumulado  para el pensamiento  helénico.

Imperio de Alejandro Magno
Tomado de:  http://www.portalplanetasedna.com.ar/conquista_alejandro.htm   

El conocimiento generado por sociedades como las de oriente o el nuevo continente no ha tenido el mismo tipo de manejo o de reconocimiento histórico, lo cual no quiere decir que no lo posean. A finales del siglo XX se presento un bun por la occidentalización de la sabiduría asiática, así como un rescate de los conocimientos ancestrales y populares de los pueblos africanos y latinoamericanos.


[1] Para tener una mayor ilustración del papel del clero como custodios del conocimiento occidental se puede leer “El nombre de la rosa”  de Umberto Eco, es una novela de misterio e histórica que hacer referencia a este periodo de la historia. 

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